Imbolc y Saint Brigit

Hoy es 1 de febrero (después de un largo enero) y los celtas celebraban la fiesta de Imbolc, la cual estaba asociada a Santa Brígida. Y aunque ya os hice el año pasado la entrada sobre esta diosa, hoy os contaré su historia y la conoceremos con más detalle.

Con la fiesta de Imbolc los celtas celebraban la llegada de la primavera y no tanto porque ya empiece a hacer una temperatura más agradable, sino porque las horas de luz ya son más notorias y los animales salen de su hibernación. Un claro ejemplo de ello es que mañana es el conocido «Día de la Marmota» en Estados Unidos, pero de esto ya os hablaré en otro momento.

Como os decía, esta festividad daba paso a la primavera, los primeros animales comenzaban a aparearse y algunas semillas ya comienzan a germinar. Tanto en Irlanda como en Escocia esta festividad estaba vinculada a la diosa Brigit, creyendo que esta era una de las festividades más importantes en el calendario celta.

Brigit, «La Exaltada» o «La Elevada», era una diosa multifuncional (aunque realmente todas lo eran), en su caso era: protectora de los partos, del fuego, de la poesia, la forja y la prosperidad. Como vemos es un amplio abanico el que abarca y por tanto sus fieles iban desde herreros hasta matronas (entendamos que entonces no se llamaban así).

Y como su culto era tan extenso e importante, cuando llegó el cristianismo la adoptó, siendo la unica diosa pagana que se convirtió en santa cristiana.

De la Brigit cristiana sabemos que fue una mujer que nació en el s.V y que, en vida, fundó el convento de Kildare en el condado de Louth (Irlanda), la leyenda cuenta que justo quiso construirlo bajo un antiguo árbol sagrado.

La esencia, y presencia, de Brigit siempre estuvo asociada al fuego, ya de pequeña se dice que mientras su tio y un druida (amigo de este) estaban hablando fuera de la cabaña vieron como de ella salia una llamarada, estando la niña dentro.

También se cuenta que cuando iba a jurar sus votos ante el obispo este vio como una llama le salia de la cabeza, al momento Brigit tocó uno de los pilares del altar. Esto no tendría ningún misterio más de no ser porque tiempo después se registraron tres incendios en la iglesia pero ninguno causo ningun daño a esta, dándole a Brigit más consolidación con el elemento del fuego.

Pero cuando más en alza estuvo fue tras su muerte. Cuenta de ello es el texto que Giraldus Cambrensis, que fue un clérigo cristiano que visitó Irlanda alrededor del s. XII, escribió sobre el rito que se realizaba en el convento de Kildare las monjas que allí quedaban. Este texto dice así:

«No es que el fuego fuera estrictamente hablando inextinguible, sino que las monjas y mujeres piadosas lo habían mantenido con tanto cuidado y diligencia, y alimentado desde los tiempos de la santa g¡hasta ahora, que nunca llegó a extinguirse […] Aunque en tiempos de St. Brigit estaban aquí veinte monjas dedicadas a la obra del Señor, siendo ella la vigésima, después de su gloriosa partida diecinueve siempre han formado la sociedad, el número nunca ha aumentado. Cada una de ellas tiene al cuidado el fuego por una sola noche y, la monja que tiene el turno de la vigésima noche, habiendo amontonado leña en el fuego dice: «Brigit, hazte cargo de tu propio fuego, porque esta noche te pertenece». Después de esto deja el fuego, y por la mañana se encuentra que el fuego no se ha apagado y que se ha consumido la leña habitual» (Giraldus Cambrensis. Topographia Hibernica, 1188)

Y para ir terminando con esta entrada, contaros que como vestigio de la diosa Brigit, esa imagen pagana, se sigue realizando la conocida como Cruz de Santa Brígida, la cual consiste en realizar una figura geométrica con juncos o hierbas y su cometido era, y sigue siendo puesto que se sigue realizando, colgarla encima de la puerta de casa para que Brigit proteja a la familia, aunque también se coloca en establos para que proteja al ganado.

A cuenta de esto, contamos con un poema del año 1735 el cual decía:

«Sobre la puerta cuelga la cruz de Brigit,

Que hizo la casa segura contra el fuego,

Como Guillo pensó, ¡poderoso talismán!

Para guardar y prevenir daños en la casa;

Y mientras perros y sirvientes duermen,

La casa era cuidada por Brigit»

(Danhaer, 1972:18)

Espero que os haya gustado esta entrada improvisada sobre la fiesta de Imbolc y Santa Brígida y si quereis conocer más sobre ésta, y otras fiestas y diosas teneis a la venta mi libro «Celtas. El pueblo oculto» de la editorial Edaf.

¡Que tengais un buen fin de semana!

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