Dagda vivía en Glenn Etin, al sur de allí corría el río Unshin de Connacht. La noche de Samhain acudió al rio sin saber porque pero sintió la increíble necesidad de ir allí.
Al llegar se fijó en una mujer, que se bañaba de pie a la orilla del rio, con uno de sus pies al sur del rio y el otro al norte. Sus piernas eran esbeltas, largas y palidas, su piel dicen que era del color del hueso pulido, suave como el marfil. Sus hábiles manos desataron nueve trenzas que lucía, dejando su largo pelo derramarse sobre su espalda desnuda. Era el cabello largo y fino como el hilo de seda y del negro intenso de una noche de luna nueva, con el brillo de las plumas de un cuervo. Ella cantaba mientras vertía el agua sobre su piel de porcelana. La canción era sombría pero alegre a la vez, llena de todo el dolor y éxtasis que era la vida, llena de melancolía que deja tras de sí el final de una vida plena.
Él se acercó un poco más, y no pudo sino quedarse inmóvil, la reconoció y se dio cuenta de que apenas sabía nada sobre ella. Algunos la llamaban la Muerte Silenciosa, otros la conocían como la Muerte de la Batalla, pero todo lo que podía ver ahora era una belleza sobrenatural, una promesa dolorosa y peligrosa que ansiaba hacer suya. No se había dado cuenta de que se había movido hacia una gran roca plana, como un lecho, hasta que ella estuvo en sus brazos. Ella lo miró con sus oscuros ojos de cuervo que reflejaban su propia pasión. Se rio hacia sí, le parecía extraño como el dios de la vida y la diosa de la muerte pudieran tener una unión tan mística y sobrenatural, como si el fuego y el hielo consiguieran unirse en un solo elemento.
El sol se hundió y murió el viejo año, entre las sombras de la noche de Samhain, felizmente murió en los brazos de su amor, sabiendo que al amanecer resurgiría, renacería con nueva fuerza. El beso de Morrigan puede traer la muerte, pero Dagda sabía que el verdadero don de ella era hacerle renacer de nuevo.
Tras compartir esa noche de pasión; Morrigan prometió a Dagda darle la victoria a su pueblo en la próxima batalla y su protección eterna. Dagda venció a los Fomorianos en la primera y la segunda batalla y el rumbo de la conquista de Irlanda tomó otro rumbo.
Tan solo la unión de la vida y la muerte, de la oscuridad y la luz, de la espiral que gira una vez más dando finales y comienzos hizo que todo cambiase.
Mitología Celta 